"Mirad el Árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la Salvación del mundo".
Al concluir en nuestras Parroquias la Misa de Presantificados, donde no se consagra el Pan, sino que se consume el reservado en el Monumento del Jueves Santo, el vacío de los Sagrarios hace imposible ver la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía: es la ausencia que causa la muerte.
Todo el silencio y desolación lo preside la Cruz, que es el lugar donde se ha cumplido el Extremo Sacrificio por Amor.
STAT CRUX, DUM VOLVITUR ORBIS. La Cruz permanece, mientras el Orbe gira, que es el lema cartujo. Y para mejor comprensión en lengua española: MIENTRAS EL MUNDO MUNDO DA VUELTAS, LA CRUZ PERMANECE FIRME.
El Viernes Santo no debe ser día de grandes bullicios, sino de renovar nuestra devoción a la Santa Cruz. Miremos las espadañas de San Francisco, del Santuario de Linarejos, la coronación del campanario de Santa María, o de la bóveda del crucero de San Agustín. Desde allí, las cruces de forja bendicen a esta Ciudad. Hasta los palacios civiles como el que fuera de la familia Ávalos Biedma y que alberga actualmente el Museo Arqueológico estaba y continúa amparado y coronado por el Santo Símbolo de la Cruz: sin miedo, y como debemos volver a hacer, recuperando la sana y piadosa tradición, al igual que la costumbre de santiguarse al salir por primera vez a la calle cada día, al iniciar un largo viaje, al pasar ante los templos cerrados... haciendo así un pequeño testimonio cotidiano público de fe.
Siendo la Iglesia la primera en declarar la fe, ya hay un ejemplo bueno para seguir.