sábado, 3 de abril de 2010

Adoración de la Cruz

El Viernes Santo la Iglesia asiste, medita y contempla la Muerte de Jesucristo. Y adora la Cruz.

"Mirad el Árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la Salvación del mundo".

Al concluir en nuestras Parroquias la Misa de Presantificados, donde no se consagra el Pan, sino que se consume el reservado en el Monumento del Jueves Santo, el vacío de los Sagrarios hace imposible ver la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía: es la ausencia que causa la muerte.

Todo el silencio y desolación lo preside la Cruz, que es el lugar donde se ha cumplido el Extremo Sacrificio por Amor.

STAT CRUX, DUM VOLVITUR ORBIS. La Cruz permanece, mientras el Orbe gira, que es el lema cartujo. Y para mejor comprensión en lengua española: MIENTRAS EL MUNDO MUNDO DA VUELTAS, LA CRUZ PERMANECE FIRME.

El Viernes Santo no debe ser día de grandes bullicios, sino de renovar nuestra devoción a la Santa Cruz. Miremos las espadañas de San Francisco, del Santuario de Linarejos, la coronación del campanario de Santa María, o de la bóveda del crucero de San Agustín. Desde allí, las cruces de forja bendicen a esta Ciudad. Hasta los palacios civiles como el que fuera de la familia Ávalos Biedma y que alberga actualmente el Museo Arqueológico estaba y continúa amparado y coronado por el Santo Símbolo de la Cruz: sin miedo, y como debemos volver a hacer, recuperando la sana y piadosa tradición, al igual que la costumbre de santiguarse al salir por primera vez a la calle cada día, al iniciar un largo viaje, al pasar ante los templos cerrados... haciendo así un pequeño testimonio cotidiano público de fe.

Siendo la Iglesia la primera en declarar la fe, ya hay un ejemplo bueno para seguir.

jueves, 1 de abril de 2010

Viernes Santo

En Jesucristo se une lo humano y lo divino. En cuanto a hombre, su paso por la tierra tenía una misión: el anuncio del Evangelio, que no es sino la comprensión de que el Amor, la Caridad, y el Servicio a los demás son el camino de la historia y de nuestras propias vidas.

Y Cristo, que no comete delito y en todo es Amor, resulta -sin Él querer- ser ofensivo, a su mundo, a la historia y en la actualidad: pues no hay nada peor que creernos buenos, puros, perfectos, y que aparezca con sencillez y auténtica humildad alguien que vale auténticamente más que nosotros.

Cuando decimos y ostentamos obrar con bondad, y alguien lo hace infinitamente más que nosotros y de completo corazón, sólo caben dos opciones: reconocer con humildad que debemos pedir perdón por nuestra soberbia
y empezar o volver a intentar hacer las cosas con la mayor pureza nacida desde el interior, abandonándonos de verdad al Amor o... eliminar a quien con Su Vida deja en evidencia que no somos lo que creemos o aparentamos ser.

Y a Cristo le ocurrió que era mejor para su momento histórico matarlo vergonzántemente, y así eliminar quien con su Ser, Vida y Ejemplo dejaba en evidencia la falsedad de las intenciones y el corazón de sus contemporáneos. Desde entonces y hasta hoy, se le intenta matar persiguiendo a la Iglesia, e intentando una y mil veces hasta prohibir que se vea escrito su nombre o se pueda representar en público su imagen.

La Eucaristía, comunión con Cristo y con el otro

Con este lema del próximo Congreso Eucarístico Internacional de Dublín 2012, nos acercamos al Jueves Santo.
Dios es Amor, hecho permanencia, aún por encima de los accidentes del Pan y del Vino, aún por encima del dolor, -el sufrido por Él para redimirnos a nosotros... y del dolor de la vida y de la historia-. Es el Amor que supera y vence la muerte. Cuando nos preguntamos por muertes prematuras e inocentes, por tragedias naturales y por mil circunstancias incluyendo la Vida de la Iglesia, la cuestión no es qué ocurre o que sufrimiento tan incomprensible padecemos, sino con qué amor lo vivimos y hacia qué Amor vamos.